Resultados del Barómetro de las Américas 2016-LAPOP, realizado por el Observatorio de la Democracia de la Universidad de los Andes, dibujan dos caras de una misma moneda en cuanto a las actitudes y opiniones de los jóvenes sobre el futuro del país.
Las nuevas generaciones (18 a 28 años) distancian sus posiciones frente a los otros grupos etarios en cuanto a los llamados valores sociales. Además, sus opiniones también divergen de aquellas de los mayores en lo que se refiere al apoyo del Acuerdo de Paz con las FARC. Esa distancia se expresa en términos de mayor escepticismo sobre la participación policía de los excombatientes, no obstante su disposición para dar el paso al posconflicto y la reconciliación es favorable.
Un ‘cambio de chip’ al progresismo y las posturas ideológicas
Los resultados del Barómetro de las Américas 2016 muestran diferencias entre generaciones de colombianos en cuanto a sus opiniones sobre situaciones sociales como el uso de anticonceptivos, la aprobación al sexo antes del matrimonio, el divorcio, la homosexualidad, la eutanasia y la posibilidad de fumar marihuana (Ver gráfica 1). Los jóvenes (18 a 28 años) expresan mayor aprobación a la homosexualidad que los adultos (29 a 59 años), y son significativamente más progresistas que los adultos mayores (más de 60 años).
Por ejemplo, entre los jóvenes la aprobación al uso de anticonceptivos llega al 77%, mientras que entre los adultos mayores apenas alcanza el 48%. El sexo prematrimonial es bien visto por el 57% de jóvenes, mientras que sólo el 26% de adultos mayores le da su consentimiento. La homosexualidad es aceptada por el 40% de jóvenes, frente al 28% de aprobación entre adultos y tan solo el 12% en los adultos mayores.
Incluso en temas tan polémicos como la legalidad de fumar marihuana, la diferencia es de 11 puntos porcentuales entre los más jóvenes y las generaciones mayores de 60 años.
El reconocimiento y respeto a la homosexualidad es uno de los asuntos en los que los jóvenes marcan un clara diferencia con las siguientes generaciones, incluso históricamente (Gráfica 2). Si bien la aprobación a esta situación ha crecido desde 2010, este reconocimiento ha sido siempre mayor entre quienes tienen entre 18 a 28 años, al punto que en 2016 llegó a ser casi cuatro veces más alta que la aprobación que dan los adultos mayores.
Para medir con mayor profundidad el nivel de tolerancia respecto a la homosexualidad, se preguntó a los colombianos si tendrían problema con tener un vecino homosexual (Gráfica 3). De nuevo, las generaciones jóvenes fueron las que más manifestaron que no tendrían problema en convivir con esta población.
Como el Observatorio de la Democracia estableció en un informe anterior, el aumento en la aprobación hacia la homosexualidad, ha estado acompañado de importantes triunfos de reconocimiento institucional para los sectores LGBTI, que involucran desde fallos de la Corte Constitucional hasta un mayor debate sobre de temas relacionados con la diversidad sexual en la escena pública.
Los contextos políticos que abren las discusiones sobre el reconocimiento a los derechos de la comunidad homosexual, y nuevas tendencias globales hacia su normalización, a las que tienen significativo acceso los jóvenes a través de medios virtuales, han permitido que, por ejemplo, sean las nuevas generaciones las que más aprobarían que personas homosexuales se postulen a cargos públicos (Gráfica 4).
Si bien a mayor nivel educativo incrementa el porcentaje de jóvenes que aceptan la homosexualidad, nuestros datos también muestran que el respeto a esta condición sexual incrementa entre menos influencia tenga la religión entre los jóvenes (gráfica 5).
Cercano al asunto religioso, los jóvenes manifiestan otra brecha significativa con las generaciones mayores. Históricamente, un porcentaje pequeño de este grupo etario se ha ubicado a la derecha del espectro ideológico (Gráfica 6). Incluso desde 2004, el porcentaje de jóvenes que comparten las visiones de la derecha ha descendido 16 puntos porcentuales.
Un ‘cambio de chip’ en la Política: escepticismo a la paz pero voluntad de reconciliación
Otra interesante diferencia intergeneracional, hallada en los resultados del Barómetro de las Américas 2016, son sus opiniones respecto al futuro del país tras la firma del Acuerdo de Paz con las FARC, es decir, los escenarios del posconflicto.
Aunque el apoyo para lograr una salida negociada al conflicto armado con las FARC fue altamente respaldado por los colombianos de todas las generaciones (Gráfica 7), los ciudadanos con más de 60 años fueron quienes apoyaron más el fin de la disputa armada por medio del diálogo, 12 puntos porcentuales por encima de los más jóvenes.
La diferencia se hace evidente al preguntar específicamente por su apoyo al Proceso de Paz. El 53% de colombianos con edades superiores a 60 años lo respaldaron. Entre los jóvenes apena el 36% respaldaron las negociaciones de La Habana (Gráfica 8). Sobre el principal logro del Acuerdo de Paz, que tiene que ver con conseguir que las FARC abandonen su lucha armada, 3 de cada 10 jóvenes colombianos creen que la guerrilla se desmovilizará definitivamente, mientras que el optimismo entre los adultos mayores es de casi 5 de cada 10.
En los tres grupos etarios no hay mayores diferencias con respecto a que los desmovilizados, reintegrados a la vida civil, tengan oportunidad de formar su propio partido político. La aprobación a este punto varía entre el 20% entre los adultos mayores, el 16% entre los jóvenes y el 14% entre los adultos.
El optimismo sobre las posibilidades de lograr el perdón y reconciliación con los desmovilizados de las FARC fue más sólido en 2016 entre los adultos mayores (67%) que en los adultos (52%) y sobre todo jóvenes (45%). En este año, cuando se concretó el Acuerdo de Paz con las FARC, las opiniones de las distintas generaciones se alejaron, después de que se habían acercado en 2013 y 2014, periodo en que avanzaban las negociaciones (Gráfica 9).
Finalmente, consistente con a su talante progresista, los jóvenes tienen actitudes más favorables hacia la aceptación de excombatientes en sus entornos. Quienes tienen edades hasta 28 años, así como los adultos hasta 59 años, aprobarían más que quienes tienen más de 60 años el que hijos de desmovilizados compartan aula de clase con sus hijos (Gráfica 10).
Otros datos del Barómetro de las Américas muestran cómo en 2013 y 2014 los jóvenes aprobaron más que el resto de colombianos que un hijo o hija fuera amigo de un desmovilizado. La tendencia histórica en este grupo fue creciente. En 2013 el 20% de jóvenes lo aprobaba y en 2016 el beneplácito creció al 39%, un incremento más pronunciado que el de los adultos mayores (18% en 2013 a 28% en 2016).
Expuesto lo anterior, queda en evidencia que hay ciertas brechas de opinión entre generaciones, sobre todo entre los más jóvenes y los adultos mayores. Parece una tendencia, conforme avanza el tiempo, el incremento de actitudes progresistas entre los jóvenes, sobre todo en el reconocimiento y respeto al “otro”, como se expuso con la aprobación a los homosexuales o la aceptación en la convivencia de personas con historial en el conflicto armado. Esta generación es también más escéptica sobre el futuro del proceso de paz, sin que esto signifique que lo rechacen. Su disposición a la tolerancia con los desmovilizados da pistas sobre su actitud favorable al posconflicto, y probablemente su optimismo esté condicionado a ver hechos concretos en cuanto al proceso de desmovilización, verdad, perdón y reconciliación, que hasta ahora comienza.