Resolver los graves problemas de inseguridad, movilidad y pobreza será el principal desafío del próximo alcalde o alcaldesa de la capital del país para recuperar la confianza en la Alcaldía como institución. ¿En qué deben concentrarse los discursos y las campañas? ¿Qué tan importantes son los partidos políticos en esta carrera electoral? ¿Cuáles son los temas que están moviendo esta elección?
Los bogotanos no confían en la Alcaldía. Solo uno de cada cuatro ciudadanos (24 %) confía en esta institución. Así lo indica el Barómetro de las Américas 2018. No es una desconfianza nueva. El escepticismo viene desde hace rato. En 2005, confiaba en esta institución el 42.8 %; en 2008 lo hacía el 48.7 % — el registro más alto en los últimos 13 años—; en 2011, el 23.4 %, y en 2016 cayó a su nivel más bajo: 15.8 %.
Los temas que explicarían esa desconfianza son variados y tienen que ver con las principales problemáticas de la ciudad que parecen ser las mismas a lo largo de estos años: inseguridad, movilidad, transporte, malla vial, desempleo y corrupción. No obstante, la desconfianza no es una cuestión exclusiva de los bogotanos y tampoco lo es con respecto a la Alcaldía.
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Para Juan Carlos Rodríguez, codirector del Observatorio de la Democracia y profesor asociado del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes, “la desconfianza institucional es un fenómeno que no solamente afecta a Bogotá, sino que es generalizado como lo hemos visto en las encuestas. Hay un descenso en los últimos años en la confianza en casi todas las instituciones. Bogotá tiene la característica de ser más crítica con las instituciones y por lo tanto puede mostrar niveles más bajos de confianza”.
Laura Wills, directora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes y codirectora de Congreso Visible, coincide en este análisis y cree que es difícil que los candidatos puedan recuperar ese nivel de confianza, “porque eso no consiste solamente en el cargo público que es la Alcaldía de Bogotá, sino en lo que es la política en general. No es solamente que los bogotanos sientan desconfianza en la Alcaldía, sino que la sienten también con otros políticos; en el Congreso, en el Concejo. Y no son solo los bogotanos; es en general entre los colombianos, que desde hace mucho tiempo no creen tanto en estas instituciones políticas”.
Con ese panorama, Wills considera que es difícil que la campaña electoral sea el contexto en el que se puede recuperar esa confianza, y piensa que es más probable que se rescate desde la gestión en la institución, una vez uno de los candidatos sea elegido alcalde o alcaldesa. “Es claro que el discurso de los candidatos obviamente tendría que ser cercano a los intereses de los ciudadanos; a resolver problemas críticos de la ciudad. Pero no es solamente el discurso lo que va a ayudar a recuperar la confianza, sino demostrar que efectivamente serán capaces de sacar adelante políticas que se relacionen con esas necesidades. Y no es solamente a través del carisma, también a través del conocimiento que tengan de la ciudad; de la posibilidad que tengan de conformar equipos alineados en torno a las soluciones de los problemas; que quien quede elegido sea responsable ante la ciudadanía de lo que ha hecho y de lo que no pudo hacer. Eso puede romper algo esa desconfianza, pero eso se verá durante la gestión del Alcalde, no en esta recta final de la campaña”. En esta etapa —agrega— lo que pueden hacer los candidatos es plantear discursos coherentes en sus campañas y demostrar qué tienen y qué van a hacer, “pero es difícil recuperar el nivel de confianza en este escenario tan estructuralmente dañado en términos de lo que es la política”.
Rodríguez coincide en que “los candidatos tienen que enfocarse en los temas que más preocupan a los bogotanos y uno de esos temas tiene que ver con la corrupción, pero hay una crisis de credibilidad en el Estado por falta de eficacia en la producción de servicios”.
La seguridad y la movilidad
La contienda electoral en Bogotá hoy se da entre cuatro candidatos —Claudia López, Carlos Fernando Galán, Miguel Uribe y Hollman Morris— y las discusiones y los pocos debates que hasta ahora se han dado han girado en torno a dos temas que a diario ocupan los titulares de las noticias: la seguridad y la movilidad.
De acuerdo con el Barómetro de las Américas 2018, 6 de cada 10 bogotanos se sienten inseguros en su barrio; son los colombianos que registran la mayor percepción de inseguridad. Además, solo el 33 % de los habitantes de la capital confía en la Policía. Estas dos cifras representan un enorme desafío para las estrategias que proponen los candidatos.
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Para el codirector del Observatorio de la Democracia, “el tema de la seguridad en las ciudades es muy complicado porque además de los hechos y eventos de inseguridad está el manejo de la percepción; no siempre va de la mano uno del otro. En el caso bogotano está también influenciado por la baja popularidad del alcalde. Entonces, una Alcaldía desprestigiada también arrastra hacia arriba la percepción de inseguridad independientemente de los hechos. Es una combinación difícil de acciones efectivas contra la delincuencia, pero también que haya confianza en el alcalde y eso involucra muchos más factores que la seguridad misma”.
Ante ese panorama, la directora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los Andes cree que la solución no está en aumentar el pie de fuerza en la ciudad sino más bien en diseñar programas preventivos que traten de reducir los problemas que se presentan actualmente. “En vez de ampliar el pie de fuerza es prevenir antes de que ocurra. Más que militarizar, aumentar la cantidad de policías, lo que debería haber son más políticas integrales de prevención de las potenciales inseguridades”.
Respecto al tema de la movilidad, la discusión sigue enfocada en el mismo asunto en el que se han enfocado las elecciones de los últimos 20 o 30 años: el metro…Y todas sus variaciones: que si metro sí o no; que si subterráneo o elevado; que si el de Peñalosa o el de Petro; que si el metro debe alimentar a Transmilenio o si Transmilenio debe alimentar al metro. Esta eterna discusión acapara gran parte del debate de los candidatos y marca parte importante de los matices de cada una de sus campañas. Pero, ¿Qué tan importante y productivo es el debate sobre este tema en esta elección?
Para Laura Wills, el tema agota. “Es una discusión eterna que no está llevando a ninguna solución tangible, porque está tan polarizado el tema que paraliza; es lo que pasa cuando hay tanta polarización; no son capaces de construir una política de Estado de largo plazo que sea conveniente para todos. No aporta mucho y no ayuda a resolver el problema de la movilidad”.
Por su parte. Juan Carlos Rodríguez considera que es un tema muy importante porque dependiendo de la decisión que se tome la ciudad se embarca en un modelo urbano o en otro, y eso tiene consecuencias a largo plazo. “Sin embargo, no creo que para la mayoría de la gente ese sea el tema central. Es más una estrategia que tienen los candidatos que están metidos en eso de movilizar a su base, pero no creo que apele demasiado al votante promedio. El votante promedio está preocupado por pobreza, por seguridad, por educación. Si bien la movilidad preocupa a la gente, el tipo de metro, creo, es una discusión que no está ocupando un lugar preponderante en las preocupaciones de los bogotanos”.
La Bogotá progresista
Bogotá, según el Barómetro de las Américas, es una de las ciudades donde las opiniones frente a temas como la eutanasia o el aborto son más progresistas (47.3 % y 68.8 % de aprobación, respectivamente). ¿Puede eso inclinar la balanza a favor de los candidatos de izquierda o de centro izquierda o son otros temas —inseguridad, corrupción, pobreza, desempleo— los que definan esta campaña electoral?
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Bogotá —explica Rodríguez— en las últimas décadas se ha caracterizado por tener una alineación ideológica un poco a la izquierda, comparada con el resto del país. Eso explica de alguna forma los gobiernos de Lucho Garzón, incluso el fallido gobierno de Samuel Moreno, y el de Gustavo Petro. Eso no necesariamente quiere decir que los candidatos de izquierda automáticamente van a tener el apoyo ciudadano. “Una cosa es la distribución de las preferencias de los ciudadanos y otra cosa es la oferta de candidatos que existe. Dada la oferta que hay, los ciudadanos, de acuerdo con las encuestas más recientes, están mostrando una inclinación por opciones de centro como son las de Claudia López y la de Carlos Fernando Galán. Creo que para los bogotanos son importantes las posiciones más progresistas. Eso no necesariamente quiere decir afiliados a partidos de izquierda, pero sí progresistas con respecto al género, a los derechos de las mujeres, a los derechos de la población Lgtbi, etc.”.
Laura Wills, por su parte, no está tan segura de que el ciudadano común y corriente agrupe temas y diga: “Estos son de izquierda, estos son de derecha”. “Tal vez el ciudadano puede ser inconsistente. Es decir, puede ser de izquierda para unos temas —promover el aborto y medidas más progresistas— pero tal vez es menos de izquierda cuando se habla de temas de seguridad. No creo que haya tanta consistencia en los valores de los ciudadanos en términos de cosas morales y que los asocien también con temas de seguridad y movilidad. En todo caso en Bogotá lo que hemos visto y lo que pensamos que pasa es que definitivamente es más de izquierda que otras ciudades del país”.
¿Podría entonces la afinidad o la simpatía por algún partido político ser un factor más determinante a la hora de la elección, no obstante que solo el 25.5 % de los bogotanos simpatiza con algún partido?
Para la codirectora de Congreso Visible sí es importante, aunque generalmente se dice mucho que los partidos no importan para nada. “Aún son determinantes, sobre todo, porque tienen una maquinaria que seguramente va a estar acumulándole votos a algunos de los candidatos. No creo que haya ningún candidato que sea súper independiente y tampoco me parece que sea conveniente, porque si le quitamos toda la carga negativa a la palabra maquinaria y pensamos que los partidos son necesarios para que el candidato saque adelante sus propuestas, entonces es importante que haya partidos para apoyar al Alcalde/sa cuando esté en su cargo y tenga que gestionar sus planes de gobierno”.
Rodríguez agrega que la crisis de los partidos políticos, como la de confianza institucional, no es exclusiva de Bogotá, pero en Bogotá sí se manifiesta de forma más aguda. “Uno ve en las elecciones locales, no solo en Bogotá sino también en el resto del país, que se presentan candidatos casi que ocultando de qué partido son. La crisis de credibilidad de los partidos hace que no tengan ningún incentivo de apalancarse en el prestigio de estos y se presenten como candidatos independientes. En la capital eso está muy claro; los candidatos se están presentando como opciones independientes de los partidos tradicionales. Incluso Miguel Uribe, que es candidato de casi todos los partidos oficiales trata de presentarse como alguien no necesariamente atado a los a ellos”.
El último mes de campaña será definitivo para tener más claridad sobre qué temas se concentrarán los candidatos y cómo definirán cada una de sus campañas; centradas en qué temas y con qué partidos o afinidades políticas. Habrá entonces que esperar, como dice Laura Wills, a que comiencen los debates “donde realmente podamos evaluar si esta campaña es madura y de altura o de egos. Hasta ahora ha sido de egos, vamos a ver qué pasa cuando se empiecen a enfrentar a los debates a los que no quieren ir”.